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Buenos Aires, 8 de octubre, 2014

 

Hola, todas! 

 

Espero hayan tenido una buena semana.  Qué les parece el nuevo banner del sitio con la pasionaria?  Ahora vivo a unos pasos de la estación Martínez y hay un cerco bien verde donde se esconden en esta época las  pasionarias.  Hay que detenerse para verlas porque se mimetizan con los verdes y no se ven a primera vista, a pesar de su extraordinaria belleza.  A veces corto alguna y la pongo en un platito con agua sobre el escritorio pero dura solamente un día.  Lo mejor es dejarlas donde están y admirarlas en su propio lugar.   Es como si lo único que debemos hacer nosotros, los humanos, es admirar. Cuando "metemos mano", el resultado es incierto...

 

La semana pasada almorcé con una amiga, Beatriz, a quien conozco desde 1982 cuando nos conocimos en el Estudio Brons & Salas.  Recuerdo que trabajé ahí como traductora un tiempo y Beatriz era una de las secretarias senior, muy simpática y con un amor incondicional al idioma inglés.  Le encantaba todo lo relacionado con el idioma y era una exquisita de las palabras raras o difíciles que nos hacía responder.  Era muy amiga de Gloria, la secretaria de Stanley A Brons, el titular del estudio.  Gloria era una secretaria también simpátiquisima y muy eficiente.  Fue una lástima que, al año siguiente, falleció su jefe en un accidente de avión y tuvo que pasar por este mal rato, como todos los que estaban trabajando en el estudio en ese momento.  Por suerte, el estudio siguió adelante y todavía, de vez en cuando,  estoy en contacto con ellos.    Tengo en la retina de los ojos a Susana, una secretaria que llegaba temprano para leer el diario.  Se sentaba en su escritorio y hasta eso de las 10 de la mañana, no lo cerraba.  Era muy divertida, duró poco porque los abogados competían con ella por el diario!   El equipo de traductores estaba siempre con trabajo y la mayoría de las secretarias trabajaban en "pool".  Cada una en su escritorio, frente a la oficina de uno o dos jefes, pero cuando había un proyecto importante, trabajaban en equipo dirigidas generalmente por Gloria.  Los proyectos tenían que salir en tiempo y forma sin errores y muchas se quedaban después de horas para terminarlos.  Aquí se pagaban horas extras a las que se quedaban después de hora. Esto que parece ahora una antigüedad, en ese estudio se cumplía.    La mayoría de las secretarias trabajaban de 9 a 18 pero, también, había dos turnos uno de 8 a 14 y otro de 14 a 21 en el cuál estaban las recepcionistas y algunas dactilógrafas que cubrían el extenso horario que requerían.  En esa época no existía la computadora  y todo tenía que salir bien.  Se tipeaban los estatutos una y otra vez.  Yo trabajaba con Rosalind Nielsen una inglesa divina que sabía más de traducción que todas las traductoras que nos habíamos recibido en la facultad. Rosalind no tenía la firma, pero sí el idioma y el manejo de la terminología legal. Sabía mucho, era rápida en la traducción y, por sobre todo, era una "lady", elegante, sonriente y generosa con el conocimiento, que compartía con nosotras, las traductoras recibidas, con los abogados, con el que quisiese pedirle ayuda.   Mi otra compañera, María Marta Iaccona sigue haciendo traducciones desde esa época y cuando nos vemos recordamos esa etapa.   El trabajo de la traductora es muy arduo y un poco solitario.  La mente se convierte en una especie de computadora y una ya ni sabe si está hablando en inglés o en castellano. Ya no hago más traducciones legales, pero Beatriz me reavivó recuerdos de esa época que tenía un poco olvidada y que fue muy divertida.  Las oficinas estaban sobre la plaza San Martín y era lindo salir al medio día, pasear por la Galería del Este, que estaba muy de moda y visitar las tiendas en la calle Florida.  Recordamos también a uno de los abogados que era muy buen mozo y lo sabía. Todas las secretarias se enamoraban de él.  Usaba trajes de colores claros y corbatas rosadas o amarillas.  Era muy bueno en lo suyo.  Tuvo un cambio de vida importante porque, en algun punto, dejó el derecho para convertirse en profesor de yoga y pensamos que, seguramente, seguirá enamorando a sus alumnas de yoga porque su carisma, me cuentan, no ha disminuido.  Así son las cosas. En la oficina se van creando los lindos recuerdos y amistades que duran toda una vida por lo que recomiendo fomentar las amistades en el trabajo formando parte del equipo y compartiendo el conocimiento con todos.  Así era en Brons & Salas cuando nos conocimos con Beatriz!

 

Estamos preparando una charla para el mes de noviembre con Anne Marie Richard de Secretarias y Negocios.  Vamos a charlar sobre el desarrollo profesional de las secretarias y sobre la asistencia virtual.  Las interesadas en estos temas, vayan reservando el miércoles 19 de noviembre y ya estaremos enviando la invitación.

 

 
  

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